Un año más, apoyamos las acciones de visibilización de la mujer dentro del ámbito científico.
La FPM y el BBRC, con el Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia
Un año más, apoyamos las acciones de visibilización de la mujer dentro del ámbito científico.
Desde la Fundación Pasqual Maragall y el Barcelonaβeta Brain Research Center, nos sumamos a la celebración del Día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia el 11 de febrero, que fue declarado en 2015 por la Asamblea General de Naciones Unidas. Desde entonces, se han llevado a cabo diversas iniciativas para visibilizar a la mujer en el campo de la ciencia y eliminar los estereotipos de género en este ámbito. Este año, tres mujeres que trabajan en el ámbito de la investigación en el BBRC explican cómo nació su interés por la ciencia, cómo ven la situación de las mujeres en el mundo científico y cuál es su labor en nuestra entidad. Blanca Rodríguez, Paula Ortiz y Tania Menchón comparten su experiencia y sus opiniones en un día tan relevante para destacar el papel esencial de todas las mujeres que trabajan en el ámbito tecnológico y científico para un futuro mejor. Además, Natàlia Vilor, investigadora del BBRC, participa el mismo día 11 en un coloquio en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona que reúne a cuatro mujeres investigadoras de Barcelona de perfiles diferentes que compartirán sus vivencias y las dificultades que encuentran a las mujeres para desarrollarse en el mundo de la investigación.
¿Cómo surgió tu interés por la ciencia?
Blanca Rodríguez, investigadora predoctoral: Mi primer contacto con la ciencia pasó durante la infancia, casi accidentalmente, dando paseos por el campo. En uno de estos paseos recuerdo encontrar, muy sorprendida, restos de conchas marinas fosilizadas entre el albero. Cuando mis padres me explicaron por qué había conchas en Sevilla si no teníamos playa cerca, me quedé fascinada. A día de hoy, me doy cuenta de cómo agradezco haber recibido una educación adaptada a mis intereses, que fomentara mi curiosidad y creatividad, a pesar de haber nacido niña y en una familia totalmente alejada del mundo científico. Así, mis padres me enseñaron a amar y admirar a la ciencia porque era la herramienta responsable de brindar respuestas a mis dudas existenciales. Este interés se alimentó más tarde, durante la adolescencia, al darme cuenta de que la ciencia puede no sólo servir como herramienta para comprender el mundo que te rodea, sino también para transformarlo. Es precisamente este servicio a la sociedad y, sobre todo, a las personas en sus momentos más vulnerables, lo que hizo que me decantara por la investigación biomédica.
Paula Ortiz, Lab Manager y técnica laboratorio: ¡Desde pequeña he sido “más de ciencias que de letras”, y recuerdo incluso tener un microscopio de juguete en casa! Pero mi interés real se desarrolló en el bachillerato. Escogí el bachillerato científico y cursar la asignatura de biología fue lo que me motivó de verdad a seguir con ese camino. Aprendí un montón de cosas que me interesaban y con el Trabajo de Investigación tuve el primer contacto con el método científico y, al mismo tiempo, tuve la oportunidad de visitar centros de investigación y ver en qué podía consistir una carrera científica.
Tania Menchón, coordinadora de Enfermería: Tengo vocación enfermera desde siempre, de ahí sale mi necesidad de vivir y tomar parte de las Ciencias de la Salud. Desde pequeña, he sentido el impulso de cuidar y ayudar al resto y pienso que siempre he tenido la inquietud por saber qué había detrás de las cosas y por intentar buscar soluciones.
¿Qué personas o modelos te han inspirado a seguir una carrera científica?
Blanca Rodríguez, investigadora predoctoral: Fue el diagnóstico de demencia a mi abuelo materno el que me animó a querer utilizar mi curiosidad para mejorar la vida de la gente. No podía entender cómo era posible que la ciencia, que me había ayudado a comprender tantas cosas, ahora no supiera contarme porque mi abuelo ya no reconocía las caras de sus hijas o nietas. Por eso decidí que quería comprender cómo funciona nuestro cerebro e investigar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Me animó a saber que podía participar yo misma, junto a otros científicos y científicas, para dar respuestas a las preguntas que se hace la gente. A día de hoy, me animan a seguir persiguiendo este sueño mis mentoras en el BBRC, Natàlia Vilor-Tejedor y Marta Crous-Bou, que me inspiran enormemente con su pasión y compromiso diarios por el proyecto de un futuro sin Alzheimer.
Paula Ortiz, Lab Manager y técnica laboratorio: Es algo difícil hablar de “referentes” porque parece que tengamos que buscar grandes nombres de otras épocas, y creo que es importante valorar la actualidad y la gente que está hoy trabajando. Por poner un ejemplo, me parece súper interesante el trabajo de Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna (ganadoras del Nobel de Química 2020), y es un tema de máxima actualidad. Pero a la hora de inspirarme para seguir una carrera científica, en mi caso se ha basado más en la gente con la que me he cruzado en mi día a día. Mientras realizaba mi tesis doctoral tuve la suerte de trabajar con muchas mujeres en distintos momentos de sus vidas profesionales, desde compañeras en mi misma etapa, hasta postdocs e investigadoras líderes de sus propios grupos. En todos los casos han sido personas con excelente formación, motivadas por su trabajo y luchadoras por seguir avanzando, y creo que es en esta cotidianidad donde acabas buscando modelos para orientar tu carrera.
Tania Menchón, coordinadora de Enfermería: Todas las mujeres de mi familia forman parte, de una u otra forma, del mundo de las ciencias de la salud y estoy segura de que esto me ha impulsado a querer formar parte de forma activa. Trabajar en la Fundación me ha dado una perspectiva que ha aumentado mi motivación científica. Vivir la ciencia desde dentro es muy enriquecedor.
¿Nos puedes explicar cuál es tu labor en el BBRC y cómo vives tú el mundo de la ciencia?
Blanca Rodríguez, investigadora predoctoral: Mi trabajo en el BBRC se centra en estudiar cómo el envejecimiento biológico puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Por eso utilizamos la “longitud de los telómeros” como biomarcador del envejecimiento. Los telómeros son unas estructuras que se encuentran en los extremos de nuestros cromosomas y que sabemos que se acortan con la edad a una velocidad similar a todos los tejidos del cuerpo. Además, sabemos que su acortamiento está relacionado con un mayor riesgo a desarrollar enfermedades relacionadas con el envejecimiento, entre ellas un mayor riesgo a desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, todavía no se conocen los mecanismos moleculares que explican este aumento en el riesgo. Por este motivo, parte de mi trabajo se centra en estudiar cómo se relaciona la longitud de los telómeros con el rendimiento cognitivo, la estructura cerebral y otros biomarcadores asociados a la enfermedad de Alzheimer.
Paula Ortiz, Lab Manager y técnica laboratorio: Dentro del BBRC, me encargo de organizar el laboratorio, su material y las tareas que se llevan a cabo. Actualmente, nos estamos preparando para poner en marcha todos los estudios que realizaremos con la nueva maquinaria que será el equipamiento del laboratorio para la detección precoz del Alzheimer actualmente en construcción. Para mí, el mundo de la ciencia es apasionante porque te despierta la curiosidad todos los días. Siempre hay diferentes proyectos en movimiento y cada día surgen nuevas ideas por explorar, así que nunca se vuelve aburrido.
Tania Menchón, coordinadora de Enfermería: En el BBRC, soy la coordinadora del equipo de enfermería y la responsable de la gestión de las muestras biológicas resultantes de nuestros estudios. Mi puesto de trabajo me da una perspectiva diferente a la que podemos tener en un primer momento cuando pensamos en ciencia, dado que vivo la ciencia desde dos bandas: la primera, desde los ojos de las personas que, voluntariamente, participan en los nuestros estudios; y, la segunda, en el trato con investigadores que investigan a partir de las muestras obtenidas.
Esto me da una triple posibilidad de cuidar a los demás, una directa con el trato con los participantes y dos más indirectos, la de la gestión de las muestras biológicas y el hecho de formar parte activamente de un proyecto que puede ayudar a vencer el Alzheimer.
¿Qué pasos crees que debemos tomar como sociedad para fomentar la equidad en el mundo científico?
Blanca Rodríguez, investigadora predoctoral: El camino comienza por asegurar el acceso a una educación pública de calidad y feminista a través de la cual todas las niñas, sin importar su origen, tengan la oportunidad de sentirse representadas dentro del mundo científico y conocer el trabajo de otras mujeres científicas que han hecho historia como Elisabeth Blackburn, Margarita Sales o María Blasco. También los mayores tenemos que esforzarnos por reeducarnos en valores y esto pasa primero por desaprender roles y prejuicios. Sólo mediante este esfuerzo colectivo conseguiremos no sólo que más niñas decidan dedicarse a la ciencia sino también que, cuando lo hagan, se sigan sintiendo valoradas y cuidadas en este mundo.
Paula Ortiz, Lab Manager y técnica laboratorio: Creo que es importante garantizar la visibilidad y representación de las mujeres en el mundo científico, en todos los niveles. En el día a día, te encuentras a muchas mujeres en posiciones de diferentes tipos, pero es cierto que la mayoría de “caras visibles” o posiciones de mayor responsabilidad están ocupadas por hombres, y esto proyecta una imagen de inaccesibilidad que hace que las chicas dudamos más a la hora de entrar. Pero también en cosas más básicas, como por ejemplo a nivel infantil, no enfocar los juguetes o dibujos de temática científica o tecnológica como si fueran cosas sólo para niños. Las niñas también deben verse representadas para desarrollar interés por estas áreas.
Tania Menchón, coordinadora de Enfermería: Es un camino largo pero no imposible. Fomentar y apoyar la participación de las mujeres en ciencia, y eliminar los estereotipos de hombre y mujer desde la infancia, creo que ayudaría mucho a que las mujeres que tengan las inquietudes e ilusión de hacer ciencia no lo tengan tan complicado.