La Fundación Pasqual Maragall y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC) nos sumamos, un año más, a la celebración del Día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia el 11 de febrero, declarado en 2015 por la Asamblea General de Naciones Unidas. El objetivo de esta conmemoración es promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la capacitación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia, y eliminar todo tipo de discriminación contra las mujeres en las esferas de la educación y el empleo. Este año hablamos con tres mujeres del BBRC sobre su carrera en el ámbito de la investigación y el acceso al mundo científico: Ana Fernández Arcos, Investigadora y Neuróloga; Esther Jiménez, Técnica de Laboratorio; y Andreea Rădoi, Project Manager de Gestión del Ciclo de Vida de Proyectos.
Por otra parte, la Dra. Ana Fernández Arcos participará el día 14 de febrero en una charla para estudiantes de primaria de la Escola Parc del Guinardó, coordinada por el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB). El mismo día la Dra. Natàlia Vilor-Tejedor, líder del equipo de Neuroepidemiología Genética y Bioestadística del BBRC, ofrecerá también un coloquio a alumnos de primaria de la Escuela Bora Gran Serinyà, en el marco de la iniciativa #100tíficas, organizada por la Fundació Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI) y el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST), y a estudiantes de secundaria del Instituto Arnau Cadell.
¿Qué te impulsó a emprender la carrera científica?
Ana Fernández Arcos: Desde pequeña me han gustado las ciencias, estudiar y descubrir que cuanto más me adentro en un tema, más curiosidad y más preguntas surgen. Tenía muy claro que quería trabajar manteniéndome en contacto con personas, por eso cursé Medicina y después Neurología, porque el cerebro me parece fascinante. Cuando me especialicé en trastornos del sueño, me di cuenta de las posibilidades que tiene investigar algo que todos hacemos, y es que pasamos gran parte de la vida durmiendo, pero todavía tiene muchas incógnitas.
Esther Jiménez: Mientras trabajaba como técnica de análisis clínicos en un hospital me ofrecieron una posición de técnica de investigación. Me lancé y descubrí así mi vocación. Me encontré con personas entregadas, dispuestas a trabajar muy duro para encontrar respuestas que pueden ayudar a mucha gente. En la investigación no hay tiempo para aburrirse, se está en constante cambio, y siempre debes aprender cosas nuevas, hacerte nuevas preguntas y ser creativo.
Andreea Rădoi: Siempre he tenido curiosidad por entender cómo funcionan la mente y el cerebro, cómo pensamos y sentimos las personas, qué nos hace actuar de una manera u otra. Estas preguntas sólo pueden responderse desde la ciencia, sobre todo desde la neuropsicología. La investigación es lo que me ha permitido acercarme a estos temas y aportar mi granito de arena.
¿Qué consejo le darías a las personas jóvenes que quieren ser científicas?
AF: La carrera científica es larga y se debe tener paciencia y esforzarse mucho. Puede llegar a ser sacrificado. Por eso aconsejaría que disfruten del camino, que encuentren lo que más les guste y tengan interés.
EJ: Les recomendaría que busquen el campo científico que más les apasione y les motive, ya que la ciencia requiere mucho compromiso. Hay que ser perseverante y no rendirse, es una carrera desafiante, pero muy gratificante cuando consigues resultados. Es importante encontrar un buen mentor que te ayude en el proceso de desarrollar tus habilidades y saber aprovechar todas las oportunidades.
AR: Les diría que no tengan miedo a equivocarse y que busquen situaciones que les permitan seguir aprendiendo. Por encima de todo, que elijan un buen equipo que les apoye y al mismo tiempo que les ofrezca retos que les hagan dar lo mejor de sí mismas. La ciencia es un deporte de equipo y de largo recorrido. Los buenos proyectos son colaborativos y junto a los compañeros y compañeras llegarán más lejos.
¿Nos puedes explicar cuál es tu tarea en el BBRC?
AF: Por un lado, trabajo dentro del equipo de Operaciones Clínicas y hago visitas con nuestros participantes voluntarios para recoger datos clínicos que nos servirán para la investigación. Es estupendo formar parte de este equipo y la oportunidad de mantener contacto directo con los participantes. Por otro lado, también formo parte del equipo de Investigación Clínica, donde investigamos distintos factores que podrían suponer un riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Concretamente, colaboro en la interpretación de datos sobre sueño en el estudio Alfa Sleep, donde miramos la relación de diferentes variables del sueño con la enfermedad de Alzheimer.
EJ: Soy Técnica de Laboratorio de la Plataforma de biomarcadores en fluidos. En mi día a día, analizo biomarcadores en los distintos tipos de muestras que tenemos, utilizando herramientas como SIMOA o MSD. También trabajamos para poner a punto otras técnicas que nos permitan analizar nuevos biomarcadores. Además, me encargo del mantenimiento de los equipos y materiales del laboratorio.
AR: Como Gestora de proyectos clínicos en el equipo de Coordinación Científica, me ocupo de los proyectos que implican a participantes de todas las cohortes de investigación de BBRC, desde el diseño hasta el cierre. Sobre todo, intento armonizar su ejecución cuando varios proyectos requieren paralelamente la implicación de unos mismos participantes, e incrementar el valor de resultados de proyectos distintos que pueden ser complementarios.
¿Cómo crees que puede garantizarse un acceso igual para todas las personas al mundo científico?
AF: Es clave procurar una educación pública de calidad para que los niños y niñas puedan tener el mismo acceso a una base formativa que después les permitirá escoger qué harán en un futuro. Por otro lado, debe estimularse de la misma manera a los niños y niñas desde pequeños, permitiendo que elijan juegos y actividades dentro de sus preferencias personales y evitando imponer roles de género a lo largo de la crianza. También considero muy importante que haya referentes en los medios de comunicación de mujeres científicas de todas las razas y etnias, y que aparezcan no sólo por sus metas, sino también opinando sobre aspectos técnicos y de investigación.
EJ: Empezaría por promover una educación inclusiva desde la infancia, asegurar que la formación en ciencia sea accesible y de calidad para todos, desde las etapas iniciales, proporcionando recursos adecuados y eliminando sesgos de género, étnicos y socioeconómicos. También es importante mejorar los programas de becas y financiación de proyectos y fomentar la colaboración entre centros.
AR: A una pregunta tan difícil mi respuesta sólo puede quedarse corta. En cuanto al acceso profesional, las políticas educativas y laborales en el mundo académico y la industria científica son muy dispares a nivel global. En mi opinión, el problema no es tanto el acceso universitario, sino cómo retener a las personas que tienen menos facilidades y cómo impulsar la diversidad hacia los estudios superiores de las carreras investigadoras y a los organismos de ciencia. Por ejemplo, incluso en ámbitos donde el número de mujeres graduadas es similar al de los hombres, la proporción que accede a carreras de investigación es, con suerte, del 30%, y con peores condiciones contractuales y salariales. Además, para una ciencia abierta es necesaria la diseminación transparente y democrática de los resultados científicos y una divulgación accesible para todos los públicos. En este sentido, es necesario dar la justa visibilidad a la contribución femenina a los resultados científicos.