Cómo afrontar el Alzheimer
A TU LADO EN CADA MOMENTO: DIAGNÓSTICO Y CENTROS A TU SERVICIO
Si has llegado a esta página, puede que estés preocupado por ti o porque una persona cercana tenga o pueda tener Alzheimer. De ser así, te recomendamos que antes de seguir leyendo, visites nuestro apartado de preguntas frecuentes sobre la enfermedad.
Preguntas Frecuentes
Sospecha y confirmación del diagnóstico
Tanto si la sospecha proviene de ti mismo, como si te preocupa alguien cercano, lo primero que debes hacer es aclarar si la sospecha es real o no.
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Médico de cabecera
Visita a tu médico de cabecera y explícale tus dudas.
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La primera persona que puede ayudarte ante la sospecha de un caso de Alzheimer es tu médico de cabecera. Él o ella evaluará lo que le expongas y decidirá si es relevante que un neurólogo realice un estudio más a fondo.
Si vas como acompañante, la información que puedas aportar como persona cercana será muy valiosa para el médico. Puedes facilitar su labor realizando previamente esta breve encuesta antes del primer encuentro.
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Neurólogo o geriatra
Realizará una exploración física y recogerá la historia clínica.
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Si tras la visita el médico de cabecera considera que existen motivos para estudiar más en profundidad los cambios cognitivos observados, te remitirá a un especialista -geriatra o neurólogo-.
El especialista elaborará tu historia clínica y realizará una exploración física más profunda y exhaustiva con que la podrá darte una respuesta.
Es probable que solicite algunas pruebas complementarias, como una analítica (análisis de sangre) o alguna prueba de imagen (TAC o resonancia magnética). La finalidad es afinar el diagnóstico y descartar otro tipo de enfermedades.
En muchas ocasiones, una visita al neurólogo no es sinónimo de padecer Alzheimer, ya que las personas pasamos por épocas de peor rendimiento que pueden estar ocasionadas por el estrés o una depresión, entre otras causas.
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Neuropsicólogo
Evaluará la función cognitiva
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El especialista puede considerar necesaria la realización de una exploración cognitiva (estudio de la memoria, atención, etc.) por parte de un neuropsicólogo.
Tras el diagnóstico,
busca la ayuda que necesitas
Contacta con un trabajador social de tu localidad
El trabajador social va a ser tu mejor aliado para organizarte y aprender a convivir con la enfermedad. Este profesional te facilitará información sobre ayudas, actividades y otros recursos adecuados para afrontar cada fase de la enfermedad. También te puede asesorar a la hora de tramitar la solicitud de la Ley de Dependencia y sobre cómo y cuándo considerar una tutela, la incapacitación, el bloqueo o cambio de titular de cuentas, etc.
Infórmate sobre las instituciones que tienes cerca
Al principio de la enfermedad quizá no necesites apoyo o puedas asumir las tareas por ti mismo. Sin embargo, conforme la enfermedad avance, es bueno que puedas contar con otras opciones que te ayuden a prolongar la autonomía, disponer de más tiempo libre y a mantenerte activo, tanto física como mentalmente. Busca la que mejor se adapte a ti.
Asociaciones de Familiares de personas con la enfermedad de Alzheimer (AFAs)
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Las AFAs son organizaciones sin ánimo de lucro que velan por la calidad de vida de las personas con Alzheimer y de sus cuidadores y familiares.
Suelen nacer por iniciativa de los propios cuidadores, que crean estas asociaciones para ofrecer atención durante todo el proceso.
www.ceafa.es/asociaciones-alzheimer
Centros de día
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Estos centros acogen a personas con enfermedades neurodegenerativas durante el día.
Realizan diferentes actividades que ayudan al mantenimiento de la autonomía de la persona con demencia. También pueden ofrecer otros servicios básicos como transporte adaptado, comida, asistencia sanitaria básica, peluquería, etc.
La estancia es indefinida y el horario depende de cada centro, pero puede alcanzar la totalidad de la semana.
Centros sociosanitarios
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Son centros públicos pensados para acoger a enfermos de Alzheimer que tienen otros problemas de salud que no les permiten residir en sus domicilios.
Se trata de estancias temporales que pueden llegar a durar años. Ofrecen asistencia en el ámbito de la salud y personal, manutención y alojamiento en régimen de internado o atención diurna.
También cuentan con programas de rehabilitación médico-funcional, de entrenamiento en la autonomía personal y de rehabilitación psico-social. Asimismo, ofrecen apoyo familiar, de readaptación al entorno comunitario y de reinserción social.
Residencias de la tercera edad
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Las residencias son centros públicos o privados donde viven temporal o permanentemente personas de edad avanzada y con un determinado grado de dependencia.
Para acceder a ellas hay que tramitar la solicitud de plaza y respetar una lista de espera que puede llegar a ser de años.
Unidades de respiro para el cuidador
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Las unidades de respiro ofrecen al cuidador la posibilidad de disponer de unas horas, días o semanas de descanso (por agotamiento, para vacaciones, etc.) mientras el familiar está atendido. Pueden ser de 15 días a 3 semanas.
Servicio de Atención Domiciliaria (SAD)
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Son servicios especializados, públicos o privados, formados por profesionales que prestan su ayuda y asistencia en el domicilio de la persona enferma.
Se puede acceder a ellos a través de la Ley de Dependencia, y se debe contar con la existencia de una lista de espera.
Por un futuro sin Alzheimer
Tu aportación se destinará a la investigación para vencer esta enfermedad.