Una colaboración multilateral liderada por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, ha podido medir con una nueva secuencia de resonancia magnética una disminución del flujo sanguíneo cerebral en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer, antes de que aparezcan los síntomas clínicos. El proyecto ha implicado a expertos en el desarrollo de nuevas secuencias de resonancia magnética, profesionales clínicos del Hospital del Mar y colaboradores que proporcionan biomarcadores de última generación de la enfermedad de Alzheimer.
El equipo ha utilizado una nueva técnica, Time-encoded Arterial Spin Labeling (teASL), para detectar cambios muy iniciales en el flujo sanguíneo cerebral de los participantes del estudio. Los resultados, publicados en la revista científica Alzheimer’s & Dementia, muestran que las personas afectadas por la patología de la enfermedad también muestran menor flujo sanguíneo en zonas específicas del cerebro durante sus primeras etapas.
“Hasta ahora, las técnicas ASL disponibles nos permitían medir y comparar el flujo sanguíneo cerebral en personas con “tiempo de retraso único”. Esto hace referencia al tiempo que tarda la sangre arterial en transitar desde las arterias carótidas (donde es “etiquetada”) a la región cerebral de interés (lo que se conoce como tiempo de tráfico arterial)”, explica el Dr. Michalis Kassinopoulos, investigador postdoctoral del BBRC y uno de los principales autores del estudio.
Gracias a una colaboración de investigación con Philips, el BBRC ha tenido acceso a una nueva secuencia de resonancia magnética ASL desarrollada por el Centro Médico de la Universidad de Leiden y conocida como time-encoded ASL (teASL). Se trata de una herramienta más sensible y precisa que reduce las diferencias de tiempo de tránsito arterial en la estimación del flujo sanguíneo cerebral. Los investigadores han utilizado teASL para medir el flujo sanguíneo cerebral e investigar su asociación con la patología amiloide y tau, ambas implicadas en la enfermedad de Alzheimer. Además, el equipo ha examinado la relación de disminuciones del flujo sanguíneo cerebral con biomarcadores del líquido cefaloraquídeo relacionados con la disfunción sináptica y la neurodegeneración.
Para este estudio, un total de 59 participantes se separaron en tres grupos: 24 participantes sanos sin deterioro cognitivo ni acumulación de proteína amiloide en el cerebro (el grupo de “control”); 18 voluntarios sanos sin deterioro cognitivo pero con patología amiloide presente, y 17 pacientes de la Unidad de Investigación Médica del Hospital del Mar de Barcelona, afectados por la enfermedad. De los participantes sanos, una treintena pertenecen al estudio Alfa, impulsado por la Fundación “la Caixa”.
El estudio demuestra que un flujo sanguíneo cerebral reducido no sólo está presente en personas en fases asintomáticas del Alzheimer, sino también en personas que experimentan declive cognitivo con patología beta-amiloide.